Día internacional de la lengua materna.
Hoy, 21 de febrero, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Lengua Materna y en Lema Traductores hemos querido dedicarle una entrada en nuestro blog para explicar un poco más a fondo qué es la lengua materna y por qué necesitamos que se celebre su día internacional.
Como no podría ser de otra forma, viniendo de una agencia de traducción e interpretación como la nuestra, el Día Internacional de la Lengua Materna tiene una importancia especial para nosotros. En otras ocasiones hemos hablado de la importancia que tiene la lengua materna para los traductores. Es su vehículo de trabajo, aquello en lo que realmente deben ser especialistas, y lo que mejor deben conocer.
La lengua materna de un traductor e intérprete es mucho más importante que el dominio de una segunda lengua, aunque a veces no lo parezca. Gracias al gran conocimiento que tiene el traductor de su lengua nativa, podrá expresar de manera impecable lo escrito en otra lengua con una naturalidad extrema, lo que convertirá su trabajo en una obra de calidad. Esa es la razón por la que los buenos traductores traducen solo hacia su lengua nativa.
Ya hemos felicitado a los hablantes de las diferentes lenguas en su Día Internacional, pero hoy todos estamos de celebración.
La lengua materna.
La llamamos lengua materna gracias a las comunidades primitivas, en las que el padre era la figura cazadora y la madre quien se ocupaba de las labores de crianza de los hijos y por tanto les enseñaba a hablar, aunque cada vez más, también se le da el nombre de lengua nativa. La lengua materna es, por tanto, aquella lengua que adquirimos de forma natural y sin intervención pedagógica. También se denomina así a la lengua en la que mejor y con mayor fluidez se expresa una persona que ha sido expuesta a varios idiomas desde una edad muy temprana.
En una sociedad monolingüe, la lengua materna es aquella que utilizan los individuos para comunicarse entre sí, pero ¿qué ocurre cuando nos encontramos con personas multilingües? Diferenciar la lengua materna en ese caso es un poco más difícil. En un contexto en el que la persona ha crecido expuesta a dos o más lenguas diferentes (una por parte de padre, otra por parte de madre y la que utiliza en sociedad, por ejemplo), probablemente todas ellas serán lenguas maternas por definición, pero con seguridad una de ellas será la preferida por el individuo para expresarse de manera natural y con mayor fluidez: será lo que llamamos su lengua dominante.
¿Somos capaces de olvidar nuestra lengua materna?
El tiempo de exposición y aprendizaje natural de una lengua es crucial para su dominio. ¿Qué ocurrirá si, expuestos a la lengua de nuestros padres por un tiempo muy reducido nos apartan de ellos y nos sumergen en una nueva lengua? ¿Olvidaremos entonces nuestra lengua materna?
Aunque parezca mentira, sí, somos capaces de olvidar nuestra lengua materna si el tiempo de exposición ha sido lo suficientemente corto. Según algunos estudios, una persona expuesta a la lengua de sus padres durante un tiempo muy limitado en su vida puede adquirir una nueva lengua materna y olvidar la primera con la que tuvo contacto. Eso sí, dichos estudios también demuestran que, una vez olvidada, si el individuo se pone en contacto de nuevo con esa primera lengua, se activará el hemisferio izquierdo del cerebro, que es el encargado de procesar el lenguaje y el que se activa en los hablantes nativos de esa lengua, en lugar del derecho que es el que procesa sonidos. En el hemisferio derecho se mostraría actividad en caso de que se expusiese a ese mismo idioma a una persona que no ha tenido contacto con él en su vida.
La lengua materna y las Naciones Unidas.
El Día Internacional de la Lengua Materna fue proclamado por la UNESCO en el año 2000 para sensibilizar a la opinión pública sobre la importancia de la diversidad cultural y lingüística. El 21 de febrero fue elegido por conmemorar el Movimiento por la Lengua Bengalí, en el que multitud de hablantes del bengalí fueron atacados por la policía y el ejército del estado pakistaní (que entonces ocupaba Bangladés) mientras defendían sus derechos lingüísticos en Daca, suceso en el que murieron dos estudiantes universitarios.
La Conferencia General aprobó, ya en 1999 una resolución en la que se incluían 37 medidas cuyo fin sería promover el multilingüismo, y el 21 de febrero del año 2000 se celebraría el primer Día Internacional de la Lengua Materna. Cada año bajo un lema distinto, relacionado siempre con el multilingüismo, este día trata de resaltar la importancia de la diversidad lingüística y las lenguas maternas.
¿Por qué necesitamos celebrarlo?
La importancia de los Días Internacionales se nos explica de forma inmejorable desde la organización que los crea: la Organización de las Naciones Unidas.
«Necesitamos sensibilizar, concienciar, llamar la atención, señalar que existe un problema sin resolver, un asunto importante y pendiente en las sociedades para que, a través de esa sensibilización, los gobiernos y los estados actúen y tomen medidas o para que los ciudadanos lo exijan a sus representantes».
Y, en este caso, ese problema sobre el que necesitamos llamar la atención es precisamente el peligro que corren las lenguas maternas de una parte de la población por la creciente globalización. Este problema es difícil de reconocer cuando nuestra lengua materna es una de las más habladas en el mundo, pero los nativos de lenguas minoritarias seguramente sabrán de lo que hablamos.
Las lenguas en peligro de extinción.
Los datos son escalofriantes. Según el Proyecto Idiomas en Peligro de Extinción, de los 7.000 idiomas que se hablan actualmente en el mundo, aproximadamente el 50% no sobrevivirán a nuestro siglo. Estos son algunos ejemplos:
- Lenguas en situación de riesgo:
- Asturiano (España): 110.000 hablantes
- Gascón (Francia): 250.000 hablantes
- Tzeltal (México): 261.000 hablantes
- Lenguas en peligro de extinción:
- Hopi (Estados Unidos): unos 5.000 hablantes
- Kashubian (Polonia): unos 50.000 hablantes
- Valón (Bélgica): unos 600.000 hablantes
- Lenguas en grave peligro de extinción:
- Chamicuro (Perú): 8 hablantes
- Karaim (Lituania): menos de 500 hablantes
- Tetserret (Níger): menos de 2.000 hablantes
Hay aproximadamente unas 3.000 lenguas en peligro de extinción, distribuidas en diferentes niveles de riesgo, pero todas ellas con un mismo rasgo en común: si no se hace algo por promoverlas, sus últimos hablantes morirán y con ellos no solo la lengua, sino también las tradiciones culturales, las ideas y la manera de ver el mundo que representan.
«Al morir una lengua, perdemos siglos de conocimiento y tradiciones que han contribuido a forjar lo que somos».
Deje su comentario