El duro salto al ámbito laboral.

A la gran mayoría de traductores e intérpretes, el final de la carrera universitaria les marca el duro momento de pensar, quizá por primera vez en unos años, hacia dónde van a dirigir los pasos en este extenso mundo de oportunidades laborales. Casi todos nosotros, durante la época universitaria, hemos tenido que decidirnos por la especialización más superficial que conllevan nuestros estudios: elegir el terreno de la traducción o el de la interpretación.

Esta especialización marcará probablemente un antes y un después a la hora de abordar el mundo laboral, pero no será la única vez que tengamos que tomar decisiones de este tipo. Una vez nos hemos decantado por una u otra profesión (algunos tendrán la suerte de embarcarse en ambas), llega el momento más temido: enfrentarnos de manera real al mundo profesional que nos espera tras terminar los estudios.

Tras la carrera universitaria llega el momento de enfrentarnos al mundo laboral y elegir una especialización.

Tras la carrera universitaria llega el momento de enfrentarnos al mundo laboral y elegir una especialización.

 

¿Podemos traducir o interpretar cualquier tema que se nos proponga?

Un error muy extendido en esta profesión es el que nos lleva a pensar que el hecho de ser traductores o intérpretes nos da derecho a traducir cualquier texto escrito o a interpretar cualquier discurso oral que nos propongan. En teoría, y con el tiempo y la documentación adecuada, deberíamos ser capaces de traducir o interpretar casi cualquier cosa. La práctica es algo diferente a esta realidad.

Si bien es cierto que los textos y discursos de carácter general pueden ser asequibles para casi cualquier traductor, no podremos decir lo mismo de los textos y discursos más especializados. Para poder dotar nuestro trabajo de la calidad necesaria cuando nos encontramos con este tipo de especialización será preciso saber de lo que hablamos y conocer a fondo el tema.

- La especialización nos ayuda a realizar un trabajo de mayor calidad.

La especialización nos ayuda a realizar un trabajo de mayor calidad.

 

La especialización es clave para traductores e intérpretes.

La especialización en el campo de la traducción y la interpretación es una de las decisiones cruciales que pueden cambiar el rumbo de nuestro recorrido profesional. Ya sea por formación o por experiencia profesional, habrá algunos campos temáticos que nos resulten mucho más conocidos o para los que tengamos aptitudes más desarrolladas. En un mundo laboral en el que las opciones de combinaciones de lenguas y temas son tan amplios, deberemos centrarnos en aquello que conozcamos mejor.

Esta especialización en ciertas áreas no solo aportará un valor añadido a nuestro trabajo, cuya calidad será mayor, sino que además contribuirá a aumentar la rentabilidad, ya que nos costará mucho menos tiempo encontrar terminología y fuentes de consulta. Es decir, nos llevará menos tiempo traducir e interpretar.

Además, traducir sobre temas o conceptos que conocemos en profundidad nos dará la seguridad necesaria para descartar cualquier tipo de ambigüedad o indecisión que, sin conocer el tema, seguro aparecería a cada paso del proceso.

Hay campos complejos en los que es difícil trabajar sin experiencia ni conocimento profundo.

Hay campos complejos en los que es difícil trabajar sin experiencia ni conocimento profundo.

¿Cómo se especializa un traductor o intérprete?

Esta pregunta es muy común sobre todo en los ámbitos de traductores o intérpretes noveles y aquellos que acaban de unirse a la profesión al terminar sus estudios.

Hay muchas maneras de especializarse, y ninguna de ellas tiene por qué ser la única o la más válida. Hay traductores e intérpretes que ya se habían especializado antes de serlo, o bien porque sus estudios universitarios y conocimientos eran diferentes a los estudios de Traducción e Interpretación, o bien porque sus carreras profesionales se habían especializado en otro campo antes de llegar a ser traductores o intérpretes. En este caso, traen la especialización de casa: ingenieros, médicos, biólogos, arquitectos, etc., que terminan como profesionales de la traducción e interpretación. O al contrario: traductores e intérpretes que han desarrollado carreras laborales en otros campos y vuelven a la profesión después de un tiempo.

En otros casos, la especialización se consigue a través de la formación. Uno de los puntos fuertes de todo traductor e intérprete suele ser la curiosidad por lo desconocido. Esta curiosidad se puede utilizar para especializarnos a base de formación. Estudiar sobre temas que nos interesen, hacer cursos sobre áreas que desconocemos o incluso pasarnos horas y horas investigando sobre un tema que nos han propuesto y hemos tenido que declinar por no tener la suficiente experiencia, son diferentes maneras de ir adquiriendo los conocimientos necesarios para especializarnos. Además, tenemos la oportunidad de formarnos en todos aquellos campos que más nos gusten y nos llamen la atención, para estar preparados para debutar con éxito si la ocasión se presenta.

Existen muchas formas de especializarse, como las experiencias previas, la formación, etc.

Existen muchas formas de especializarse, como las experiencias previas, la formación, etc.

 

Y, sin duda, la manera más común de especializarse: la experiencia profesional. Al principio, la mayoría de los textos y discursos que tengamos que traducir o interpretar serán generales, pero poco a poco irán cayendo en nuestras manos trabajos más especializados a los que tengamos que dedicar horas y horas de investigación y estudio. Si el resultado de nuestra labor es bueno, seguramente nuestro cliente no dudará en remitirnos cualquier trabajo relacionado con esa especialidad, y aunque al principio probablemente tengamos que acudir a profesionales más experimentados y nos lleve una cantidad ingente de tiempo entregar un producto de calidad, poco a poco iremos familiarizándonos con el tema hasta convertirnos en auténticos eruditos del mismo. Ese será el momento en que podamos decir sin miedo que ese tema o ese campo es nuestra especialidad.

¿En qué me especializo?

A menudo lo más difícil de especializarse es saber en qué vamos a especializarnos. A esa cuestión solo podemos responder nosotros mismos, y para ello es aconsejable hacerse varias preguntas:

  • ¿Qué me gusta?

«Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida». (Confucio)

Cuando trabajamos en algo que nos gusta o nos apasiona, no contamos las horas y nos implicamos más.

Cuando trabajamos en algo que nos gusta o nos apasiona, no contamos las horas y nos implicamos más.

 

Es importante que hagamos algo que nos gusta, porque cuando algo nos gusta no contamos las horas y nos implicamos más. Aunque también hay que reconocer que en un trabajo puede haber partes que nos gusten más que otras. Por ejemplo, nos puede encantar la traducción pero no tanto la parte de administración o de facturación que la actividad de traductor autónomo implica. En ocasiones podemos pensar que no estamos seguros de lo que nos gusta, que no nos gusta nada o que nos gustan tantas cosas que no sabemos por cuál decidirnos… pero seguro que todos tenemos aficiones y hobbies que nos apasionan y que pueden darnos pistas de lo que nos gusta.

  • ¿En qué destaco? ¿Qué se me da bien?

También es útil saber en qué somos buenos. A veces lo tenemos claro, pero en ocasiones somos buenos en cosas en las que no nos damos ni cuenta y son los demás los que nos abren los ojos cuando nos dicen «Oye, me ha encantado cómo has hecho esto», o «Esto te ha salido genial».

Algunas regiones geográficas demandan más cierto tipo de especialidades.

Algunas regiones geográficas demandan más cierto tipo de especialidades.

 

  • ¿En qué hay trabajo? ¿Y dónde?

Ya conocemos cuál es la situación política y laboral de nuestro país y la movilidad laboral está al orden del día. Además para traductores, no tanto para intérpretes, es muy factible hacer teletrabajo para cualquier cliente, esté en el país que esté.

  • ¿Qué se paga bien?

Y por supuesto el trabajo que hacemos ha de permitirnos vivir de él. Por mucho que nos guste una actividad, ha de cumplir siempre con esta condición. Desafortunadamente en el campo de la traducción hay algunos sectores que han reducido tanto sus tarifas que hay compañeros que han tenido que cambiarse a otros sectores para poder pagar sus facturas. Y uno de ellos es la traducción literaria, con la cual es cada vez más difícil ganarse la vida. Aunque curiosamente también es el sector que los no expertos creen que hacemos. No sé si os pasa pero cuando me preguntan a qué me dedico y digo que soy traductora, mucha gente piensa que sólo traduzco libros.

Nuestro trabajo ha de permitirnos vivir dignamente.

Nuestro trabajo ha de permitirnos vivir dignamente.

 

  • Encuentra tu propio equilibrio.

Con todas estas variables hemos de encontrar nuestro propio equilibrio: lo que amamos o nos gusta hacer, lo que hacemos bien o aquello en lo que destacamos, aquello que se paga bien… y aquí se introduce una nueva variable social, que es «lo que el mundo necesita». También es una variable importante y los que hemos trabajado en sectores humanitarios o con oenegés hemos sentido que además de hacer un buen trabajo hacemos también un trabajo bueno en el que ayudamos a un bien común.

Es interesante que todos hagamos este gráfico tranquilamente en nuestras casas, y en medio veamos ese punto de unión de todos los círculos que es el punto de equilibrio o propósito, que es importante tener siempre en mente. Quizás ahora mismo no estemos cerca de él, pero en la vida todo cambia constantemente, incluido el propósito, y si lo tenemos presente siempre podremos ir acercándonos más a él.

Incluso las variables que hemos mencionado pueden cambiar. Decíamos que hoy en día la traducción literaria paga poco, pero no siempre ha sido así. O de repente te sale un trabajo en un tema o sector que no conocías y descubres que te gusta o que se te da bien. Por lo tanto es conveniente rehacer este gráfico cada vez que tengamos alguna duda o queramos reorientar nuestra actividad profesional.

Hazte estas preguntas y encuentra tu propio equilibrio.

Hazte estas preguntas y encuentra tu propio equilibrio.

¿Y por dónde empiezo?

Una vez encontrado nuestro propósito, llega la especialización propiamente dicha. La formación es una de las mejores formas de especializarse, sobre todo si estamos comenzando nuestra carrera profesional. La frecuencia de los encargos suele ser poco regular y los temas que tratan suelen ser generales. Una buena forma de comenzar la especialización es adquirir experiencia con temáticas generales y dedicar el tiempo que tenemos libre a estudiar y formarnos sobre aquellos temas más complicados de abordar o aquellos que se nos den mejor o nos gusten más. Quizá no podamos aplicar el conocimiento de forma inmediata, pero se mantendrá ahí para cuando alguien nos confíe un trabajo relacionado con el área en la que nos hemos especializado.

Tras tener claro el objetivo, lo mejor es formarse y conseguir experiencia profesional en ese campo.

Tras tener claro el objetivo, lo mejor es formarse y conseguir experiencia profesional en ese campo.

Otra forma de especializarse es colaborar con compañeros de profesión especializados en los campos a los que nos queremos dedicar. Acudir a la experiencia es siempre la mejor manera de aprender, y te aportará, además, un contacto real con profesionales que te darán una visión real del ámbito al que te quieres dedicar. Ellos podrán orientarte para que tu aprendizaje dé sus frutos.

Y vosotros ¿cómo habéis llegado a especializaros? ¿Os especializasteis por vocación y nunca habéis trabajado con alguna de  vuestras especialidades? Nos encantará saber vuestra opinión.