Origen de la expresión

A menudo escuchamos la expresión italiana «Traduttori, traditori» (traductores, traidores), que hace referencia a que no es posible trasladar un texto de una lengua a otra sin traicionar el original ni perder giros o matices del lenguaje. Esta frase es bastante sorprendente si tenemos en cuenta que hoy en día el objetivo de la traducción de un texto es ser fiel al original, que evoque en los lectores o en el público receptor las mismas sensaciones que evocaría el texto original.

Y para conseguir ese objetivo hemos de aceptar que, al traducir, los traductores adaptan el texto original y lo reformulan en la lengua destino, intentando transmitir el mensaje lo más fielmente posible. De hecho, una traducción literal podría no considerarse como una «traición», pero en la inmensa mayoría de los casos tampoco sería una buena traducción. ¿Quién no ha leído nunca algún libro traducido en el que el texto no fluye como debería y los calcos del inglés abundan, creando un texto poco natural en español?

Los traductores adaptan y reformulan el texto lo más fielmente posible.

Los traductores adaptan y reformulan el texto lo más fielmente posible.

Es esencial entender y aceptar que esta «traición» lingüística forma parte de una buena traducción, en la que el traductor ha de distanciarse en cierta medida del texto original. Por otra parte, podemos constatar que a lo largo de la historia ha habido traducciones que traicionaban el mensaje del texto original debido a diversos motivos:

Religión

En un pasaje del Antiguo Testamento se decía en hebreo que «una muchacha» concebiría y pariría a un niño que sería el hijo de Dios (Isaías 7, 14). Sin embargo, los traductores de esa parte al griego tradujeron «muchacha» por «virgen». Tanto en hebreo como en griego ambos términos tienen un significado parecido al de «mujer joven», pero a partir de entonces las connotaciones y consecuencias de la utilización del término «virgen» fueron muy diferentes. ¿Fue un mero error de traducción o respondía a algún tipo de manipulación expresa? Hay opiniones para todos los gustos.

 ¿Error de traducción o manipulación expresa?

¿Error de traducción o manipulación expresa?

Política

Varios traductores e intérpretes han sido acusados de traición por motivos políticos. En el imperio otomano existía el cargo de «gran dragomán», que incluía tareas de mediación cultural y de interpretación oficial. Stavrachi Aristarchi fue el último dragomán griego y terminó ahorcado por traición, ya que las autoridades opinaban que había cooperado con los rebeldes en la guerra de independencia griega.

Más recientemente, el intérprete de árabe y ciudadano iraquí Al Mayali fue detenido en 2004 y acusado de colaboración en el atentado que costó la vida a siete miembros del CNI en 2003 en Irak.

Varios traductores e intérpretes han sido acusados de traición por motivos políticos.

Varios traductores e intérpretes han sido acusados de traición por motivos políticos.

Modas traductológicas a lo largo de la historia

Entre el Renacimiento y finales del s. XIX las traducciones no guardaban la misma fidelidad y rigor hacia los textos originales que tienen hoy en día. En aquella época los traductores eran escritores y poetas y estimaban que la tarea de traducción de autores anteriores también requería mejorar y corregir los textos originales, añadiendo u omitiendo información donde lo considerasen conveniente. Esta moda traductológica era considerada como el patrón a seguir, y en la Francia de los siglos XVII y XVIII se llamaba «bellas infieles» a estas traducciones creativas que gozaban de total libertad y se adaptaban para el público de la época. Un claro ejemplo es la traducción de la Ilíada que Houdar de la Motte hizo al francés en 1714. La obra original contaba con veinticuatro libros, pero el traductor solo dejó doce muy resumidos.

 Entre los siglos XV y XIX era habitual que los traductores manipulasen los textos libremente.

Entre los siglos XV y XIX era habitual que los traductores manipulasen los textos libremente.

Otro conocidísimo caso de traducciones infieles son los Clásicos Penguin, que en realidad son versiones simplificadas y adaptadas de clásicos literarios para hacerlos más amenos y comprensibles. Escritos en un lenguaje llano, acercaron los grandes clásicos a un público más numeroso y menos culto, convirtiéndose en grandes éxitos comerciales.

A finales del siglo XIX esta tendencia comenzó a cambiar y aumentó la fidelidad hacia los textos originales, aunque hoy en día algunos traductores siguen defendiendo la traducción con altísimas dosis de creatividad.

Censura y autocensura

La censura ha afectado y sigue afectando muchísimo a la labor de los traductores, debida principalmente a razones políticas, religiosas o sociales. Un buen ejemplo es la censura de traducciones literarias en la España franquista, donde durante cuarenta años la censura fue estricta y sistemática. Su objetivo era proteger la moral, la religión y el régimen, por lo que se censuraba y cortaba de raíz cualquier contenido que pudiera considerarse contrario a esos principios. No es de extrañar que esta censura llevase a la autocensura, ya que los traductores, editores y autores intentaban curarse en salud para evitar males mayores y represalias.

La censura es otro factor que puede alterar la fidelidad de las traducciones.

La censura es otro factor que puede alterar la fidelidad de las traducciones.

Falsas traducciones

La historia de la literatura cuenta con muchos casos en los que obras que supuestamente eran traducciones, fueron en realidad obras originales cuyos autores se hicieron pasar por traductores para no asumir públicamente la autoría de las mismas. Uno de los casos más conocidos es Cartas de amor de una monja portuguesa, obra de ficción de Guilleragues.

Malas traducciones

Una traducción puede no ser fiel al original si no ha sido realizada correctamente o por un profesional. Algunos contrasentidos (traducciones que cambian la idea del texto original) son el resultado de traducciones hechas por traductores que no dominan el campo concreto en el que están trabajando o no entienden bien el texto original. Recordemos que la traducción no es una tarea sencilla y requiere más habilidades que simplemente trasladar palabras de una lengua a otra. Es esencial entender bien el texto original y saber reformularlo apropiadamente en la traducción, respetando el registro, mensaje e intención del texto original. Para ello, aparte de tener una amplia cultura general, los traductores a menudo han de realizar una investigación exhaustiva sobre el tema de trabajo e incluso hacer consultas a expertos en la materia.

Una mala traducción puede no ser fiel al original y contener contrasentidos.

Una mala traducción puede no ser fiel al original y contener contrasentidos.

Tipos de traducción

Es habitual que la traducción médica, técnica o científica sea más próxima al texto original, mientras que otros tipos de traducción como la traducción literaria a menudo necesitan despegarse del texto original e inyectar mayor creatividad para conseguir el mismo efecto y transmitir el mismo mensaje que el texto original. La traducción literaria es una recreación del texto original que suele requerir más trabajo de adaptación y reformulación que otros tipos de traducción. Su objetivo es sonar bien al tiempo que refleja las ideas y el estilo del autor original.

Mientras que la traducción técnica y científica suele ser más próxima al original, la traducción literaria suele ser más creativa.

Mientras que la traducción técnica y científica suele ser más próxima al original, la traducción literaria suele ser más creativa.

Los traductores e intérpretes como chivos expiatorios

Puedo constatar que en varias ocasiones se ha culpado a los traductores y a los intérpretes de errores que no han sido tales o de los cuales ellos no son responsables. Me referiré a un claro ejemplo de una situación que con gran asombro he presenciado varias veces. Estando interpretando en un congreso informático, el vicepresidente de una gran empresa del sector anuncia los productos que lanzará el próximo año y sus ventajas con respecto a sus productos actuales. A continuación, el presidente sale al escenario y, aduciendo a un error de traducción por parte de los intérpretes, rectifica lo que había dicho el vicepresidente y anuncia que algunos de los productos anteriormente mencionados no saldrán a la venta por el momento. Los intérpretes nos miramos extrañados, ya que ambos habíamos entendido el mismo mensaje y de hecho teníamos una presentación impresa que corroboraba el mensaje del vicepresidente y que habíamos interpretado fielmente.

Al final del congreso, el presidente viene a hablar con nosotros y se disculpa, explicando que ha culpado a los intérpretes de un error de interpretación, cuando en realidad estaba intentando tapar un fallo interno, ya que habían anunciado productos que sí se lanzarían al mercado el año próximo, pero que estratégicamente aún no convenía anunciar. Culpar a los traductores o a los intérpretes es a menudo una solución fácil para echar balones fuera, pero no siempre la más honesta ni ética.

A menudo se culpa a traductores e intérpretes injustamente, aunque ellos son indispensables para las comunicaciones y el conocimiento.

A menudo se culpa a traductores e intérpretes injustamente, aunque ellos son indispensables para las comunicaciones y el conocimiento.

En la variedad está el gusto

Es preciso mencionar que no hay una única traducción correcta de un texto. Puede haber muchas, siempre que respeten el mensaje del texto original y lo transmitan respetando su estilo e intención, así como las normas gramaticales y ortográficas de la lengua meta. Prueba de ello son las diferentes ediciones de los clásicos literarios, que según el traductor que las haya realizado pueden adoptar diferentes enfoques y estilos expresivos. Y siguiendo esta misma lógica, también puede haber diferentes traducciones erróneas de un mismo texto, ya que las traducciones pueden contener diferentes tipos de errores.

Traducir es el arte de transportar las ideas lo más fielmente posible y reproducirlas apropiadamente en el idioma de llegada respetando el estilo e intención del texto original. A lo largo de la historia esta técnica se ha ido perfeccionando y podemos considerar que los distintos tipos de traiciones mencionadas en este artículo son excepciones a la regla. Por todo ello, los traductores e intérpretes siguen siendo indispensables para el comercio, la cultura, el conocimiento, las comunicaciones y la política.