Los riesgos en la profesión del traductor e intérprete.

El trabajo de los traductores e intérpretes entraña diversos riesgos. El mayor de ellos es que haya errores en su trabajo, que a su vez pueden llevar a quien siga la traducción a cometer daños o errores. Este tipo de situaciones son poco frecuentes, pero pueden ocasionar problemas importantes, demandas y pérdida de credibilidad o confianza. Un seguro de responsabilidad civil profesional puede ayudar a paliar este tipo de problemas. Lo más importante, sin embargo, es la prevención y realizar un trabajo de calidad en todo momento.

Los demás riesgos a los que nos enfrentamos los traductores e intérpretes son: no tener trabajo, que nuestro equipo informático nos deje tirados o que algún cliente no nos pague algún servicio de traducción o interpretación prestado. Es decir, estamos expuestos a los mismos riesgos que conlleva cualquier otra profesión liberal.

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Toda profesión liberal entraña ciertos riesgos

El traductor e intérprete en el pasado.

Por otra parte, los riesgos de la profesión también varían según la especialización o la época en la que vive cada traductor e intérprete. Por ejemplo, en la Inglaterra de los siglos XIV a XVI, algunos traductores religiosos como John Wycliffe y William Tyndale fueros declarados herejes y condenados a morir en la hoguera. Su delito: traducir obras del latín al inglés que no fueron vistas con buenos ojos por las autoridades eclesiásticas de la época.

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William Tyndale fue un traductor británico condenado a morir en la hoguera

Más recientemente, algunos de los mayores riesgos para los traductores han estado relacionados con la obra Los versos satánicos. Una novela del escritor indio nacionalizado británico Salman Rushdie, publicada por primera vez en 1988. Tras la publicación del libro en el Reino Unido surgió una fuerte polémica: el libro fue quemado y prohibido en los países musulmanes y hubo disturbios en Gran Bretaña y Estados Unidos. La polémica aumentó cuando el 14 de febrero de 1989, el ayatolá Jomeini proclamó una fetua (pronunciamiento legal) instando a la población musulmana a ejecutar a cualquier persona relacionada con la publicación del libro. Algunas fundaciones llegaron incluso a ofrecer recompensas por la muerte del autor, que fue puesto bajo protección permanente por parte del gobierno británico.

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Salman-Rushdie, autor de «Los versos satánicos»

Sin embargo, algunos de los colaboradores de Rushdie no corrieron la misma suerte. Hitoshi Igarashi, traductor al japonés de la novela, fue salvajemente apuñalado en su oficina de la universidad de Tsukuba en 1991 y falleció en el acto.

En ese mismo año, el traductor de la obra al italiano, Ettore Capriolo, recibió la llamada de un supuesto funcionario de la Embajada de Irán en Milán. Necesitaba, supuestamente, una traducción y acordaron verse en casa del traductor. En realidad, el traductor había sido víctima de una trampa por parte de un fanático que deseaba conocer la dirección de Salman Rushdie. Persiguió al traductor por su casa, apuñalándolo y causándole heridas de gravedad, aunque no la muerte.

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Se instó a la población musulmana a ejecutar a cualquier persona relacionada con el libro

Dos años más tarde, en 1993, Aziz Nesin, traductor de la novela al turco, fue el objetivo de un incendio provocado por islamistas en un hotel de la ciudad de Sivas. En él murieron treinta y siete personas.

Los riesgos del presente.

Ya en siglo XXI, la mayoría de riesgos que tiene nuestra profesión afectan sobre todo a los intérpretes en zonas de guerra. Especialmente a intérpretes que trabajan entre el inglés y el árabe, el persa afgano y el pastún. Muchos intérpretes de las tropas de ocupación aliadas en Irak y Afganistán fueron asesinados. De hecho, algunas oenegés calculan que en Irak fueron asesinados más de mil intérpretes durante la guerra. En Afganistán, esa cifra es más difícil de calcular, aunque los talibanes establecen claramente la pena de muerte para los traductores de los infieles.

Por otra parte, algunos países como España, Gran Bretaña y Estados Unidos trabajaron con intérpretes locales en Afganistán a quienes prometieron visados y acceso a estos países además de trabajo una vez terminada la guerra. Sin embargo, la mayoría de los intérpretes se han visto abandonados. Las promesas realizadas no se han cumplido y muchos han sufrido represalias por parte de conciudadanos y extremistas que los ven como traidores.

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En las zonas de guerra suelen morir más traductores e intérpretes que periodistas

Según la organización Cum Verbis, que trabaja con intérpretes y traductores en conflictos armados, en las zonas de guerra suelen morir más traductores e intérpretes que periodistas, y sus muertes no suelen aparecer en los medios internacionales.

En opinión de Francine Feret, intérprete fundadora de Cum Verbis:

«los traductores e intérpretes en zonas de guerra estamos en una situación muy frágil, no podemos dejar que pasen desapercibidos estos asesinatos y maltratos, hemos de dar visibilidad a lo que está pasando».

Como se puede apreciar, los mayores riesgos físicos para traductores e intérpretes suelen obedecer a intereses políticos o religiosos, especialmente en zonas de guerra. Y es esencial concienciar para reducir al máximo estos riesgos.

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La concienciación es esencial para reducir los riesgos de los intérpretes en zonas de conflicto